“San Cayetano 

yo te pedí una mano

y no un amor”

La Mississippi

Por David Pike Lizárraga / Diseño: Emiliano Guerresi

En un nuevo día del patrono del trabajo, este miércoles 07 de agosto, los movimientos sociales marcharán desde el santuario de San Cayetano en el barrio porteño de Liniers hasta Plaza de Mayo buscando retomar la iniciativa política ante el ataque del gobierno nacional que los ha elegido como su blanco principal. En esta oportunidad, la convocante Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) estará acompañada por la Confederación General del Trabajo (CGT) y las dos Centrales de Trabajadores Argentinos (CTA). Toda la clase trabajadora organizada unida le pedirá a San Cayetano “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo”. 

Los movimientos sociales que se organizan en la UTEP se movilizarán en esta fecha histórica, originaria de su alianza política gremial, y para evitar la represión el grueso de las columnas se concentrarán en Plaza de Mayo pasado el mediodía. La CGT, tras el paro del 9 de mayo y luego de una pausa dialoguista poco productiva, volverá a la calle para acompañarlos. La central obrera viene de rechazar la invitación a una mesa de diálogo con las cámaras empresariales convocada por el gobierno nacional. También formarán parte de la movilización la CTA Autónoma (su gremio ATE convocará a un paro para ese día), CTA de los Trabajadores, Madres de Plaza de Mayo-Línea fundadora y SUTNA junto a agrupaciones clasistas de la izquierda partidaria. 

Tambaleando

Un 07 de agosto del 2016, en el primer año del gobierno de Macri, ganaba las calles por primera vez el triunvirato piquetero, los Cayetanos, con una cuantiosa fuerza popular que sorprendió a propios y ajenos, y que años más tarde confluiría en el sindicato de los trabajadores de la economía popular, la mencionada UTEP. Prontamente esta alianza gremial logró la ley de Emergencia Social que creaba el salario social complementario y hacía de los movimientos sociales el sector más dinámico de la lucha popular.

El gobierno de Alberto Fernández le reconocería a los movimientos sociales su representatividad otorgándole la conducción de una Secretaría dentro del Ministerio de Desarrollo Social, sin embargo no cumpliría la promesa de formar un ministerio específico para la economía popular. A pesar de los esfuerzos de los funcionarios de los movimientos sociales, la esperanza de que los trabajadores precarizados fuesen adquiriendo derechos laborales se vio frustrada rápidamente. En contraposición, la ausencia de nuevos derechos dejó a estos trabajadores sin un escudo contra los esperables ataques de la derecha en el poder. Si bien quedaron las obras y un crecimiento organizativo (ahora puesta a prueba), los movimientos sociales no tuvieron la capacidad para hacer cumplir las promesas y las esperanzas alcanzaron su techo.

Los tiempos cambiaron y el nuevo gobierno convirtió a los movimientos sociales en su blanco principal. Rápidamente, pulverizó el salario social complementario (antes Potenciar Trabajo, ahora Volver al Trabajo y Acompañamiento Social); redujo a su mínima expresión el Fondo de Integración Socio Urbana (FISU) que realizaba obras en los barrios populares; y frenó la entrega de alimentos para los comedores populares, deteniendo el corazón de la organización comunitaria. Sumado a esto, las denuncias del gobierno activaron una persecución judicial que recién comienza a desplegarse y promete profundizarse, dirigida principalmente contra los dirigentes de los movimientos sociales de la izquierda pero que incluye al conjunto de los movimientos. Estos desenfrenados y direccionados ataques parecen haber dejado tambaleando a las organizaciones populares. 

En busca de la iniciativa política

Este 07 de agosto los movimientos sociales, con la colaboración de la CGT, intentarán retomar la iniciativa política que les permita superar el drama por los alimentos no entregados y canalizar el descontento generado por el deterioro social producto de la política económica del nuevo gobierno. Una situación que, más temprano que tarde, se irá agravando con el aumento de la desocupación y la recesión de la economía social no formalizada. Porque, a pesar de los objetivos de la derecha radicalizada, lejos de desaparecer, los movimientos sociales serán la herramienta de lucha para la supervivencia de aquellos que serán arrojados al desamparo. Para superar viejas frustraciones, el movimiento popular en su conjunto necesitará de autocrítica, innovación e ingenio, construyendo desde abajo y alejado de las fantasías de los grandes salvadores… porque para amores no estamos, San Cayetano yo te pido una mano.